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Los músicos de Bremen, perdón, Berlín.

por Patricio Otero

Estación Tierra

Hoy aquí y mañana allí, la caravana paneuropea parte de Berlín con violines y acordeones, guitarras y clarinetes. Una fanfarria desenfadada y “ desenchufada” que en doce años de andadura ha ido sumando cello, contrabajo, banjo, saxo, trombón, bombardino, un serrucho silbador... y muchos viajes “around the world”.

Con ánimo festivo y recolector se fueron metiendo en el bolsillo la música gipsy y el klezmer del Este, el café parisino e incluso el baile cajún de Luisiana. Y al mismo tiempo con un estilo muy alemán.

Todo ello perfectamente coordinado por Christopher Blenkinsop, quien, dotado para la música y con gran sentido del humor, vive y dirige su banda con maestría. Un sólo movimiento de sus manos y la orquesta pasa de un pianissimo a un forte atronador. Armado de un diminuto ukelele, Christopher abre paso al solista de turno o, por qué no, hace un coro del público presente para dar el acorde perfecto; tal y como su madre le enseñó de pequeño, cuando se reunía con sus hermanos después de comer para cantar en la cocina.

¿ Qué nos puedes contar de vuestro último disco “ Heimlich”?

Christopher - Heimlich es una palabra alemana que significa “ en secreto”. Llevábamos dos años esperando para grabar este disco, pero hemos estado continuamente de gira, y no hemos tenido tiempo para desarrollar las nuevas canciones.
> Cuando llegamos al estudio a grabar, el técnico nos preguntó ¿ dónde están las canciones? Y le dijimos No las tenemos, vamos a terminarlas ahora. Por eso el disco se titula “en secreto”, porque no sabíamos qué iba a salir de allí.
Tuvimos que sentarnos en el estudio y escribirlas en 4 horas para aprenderlas, tocarlas y grabarlas.

Eso requiere un director que organice todo, ¿ Eres tú?

Sí. Pero es fácil, llevamos 12 años tocando juntos, somos siempre los mismos y nos conocemos muy bien. Hemos actuado en unos 300 conciertos... Es más fácil de lo que parece.

En tu caso ¿ Creciste en un ambiente musical?

Sí. Mi madre era músico y aprendí en casa de pequeño junto con mis hermanos. Todos los días, cuando acabábamos de comer, mi madre nos ponía a cantar como un pequeño coro. Después tomamos contacto con los instrumentos y aprendimos a tocar en una orquesta.
Otros miembros del grupo como Kiki, también crecieron con la música en sus hogares, y lo vivieron de una forma muy natural.

¿Entonces 17 hippies es como tu segunda familia?

Yo diría que mi primera familia (ríe). Son 12 años y un montón de conciertos. Pasamos mucho tiempo juntos viajando. Más que una familia, es como un pequeño pueblo. Cuando actuamos en España somos 14, y en Alemania somos 16 o 17. Es como un pequeño pueblo.

¿Además de la música, qué más compartes con los miembros del grupo?

El gusto por la comida ( risas). Lo que nos gusta de veras cuando viajamos, es comprar guías sobre qué ver y hacer en cada ciudad. La primera vez que vinimos a España, fue a Tarragona y Huesca. El manager nos preguntó qué queríamos hacer allí, y decimos levantarnos pronto e ir a visitar el acueducto y comer en un buen restaurante.
Somos como un circo ambulante, comemos, actuamos y salimos a visitar la ciudad.

Os gusta viajar.

Nos encanta. Porque en los viajes conocemos a gente y hacemos amigos. Se aprende mucho. El año pasado estuvimos en Japón y es muy diferente. Queríamos saber cómo funcionan las cosas en Japón, qué ver, qué comer, cómo es la gente.
Cuando viajamos a un país una y otra vez solemos hacer amigos que después visitamos en las siguientes giras. Es una de las cosas bonitas que te permite el viajar.

Parece una forma divertida de vivir. No lo pienso mucho, simplemente ocurre. No concibo la banda para actuar sólo en un país y no moverte de allí. Para nosotros es importante viajar y de la manera en que lo hacemos.

¿Qué sitios te han gustado más de los que has conocido?

En el último año, los que más me han gustado han sido Tokio y Salamanca.

¿Cómo es Tokio?

Es muy diferente a todo.
Ya sabes, puedes recorrer Salamanca en un día o dos, y Berlín en una semana. Pero Tokio tiene 24 millones de personas. Además, estadísticamente, cada 35 años tiene que ser reconstruida por los terremotos. No hay nadie en el mundo que realmente conozca la ciudad, porque está siendo constantemente tirada abajo y vuelta a construir. Es una ciudad muy grande. Es muy ruidosa, colorida e impresionantemente moderna.
En Europa pasamos mucho tiempo hablando de la historia, del pasado, del siglo XX... Y en Japón en completamente al contrario.
En Japón es todo futuro. Son muy positivos. Tienen tradiciones, pero miran al futuro. Aquí en Europa siempre te están preguntando de dónde vienes. En EEUU te preguntan dónde estás ahora, y en Japón se preguntan qué pasara en 20 años. Es una forma de pensar muy interesante. Resulta emocionante estar allí.

La grabación del disco en directo Live in Berlín debió ser como un sueño hecho realidad.

Hemos grabamos y tocado mucho en diferentes países durante estos años, y este álbum hemos querido grabarlo en casa. En un club de Berlín donde hemos actuado durante 11 años.
Fue muy bonito. Llevamos unas cámaras y grabamos un dvd. El disco es como un regalo para nosotros y para la gente que disfruta con la banda. Para mostrarles lo que estamos haciendo ahora.

También habréis aprendido de la música de aquellos lugares que visitáis.

Sí. Cuando estuvimos en Luisiana (EEUU), descubrimos que el Folk y el Rock están muy unidos. Sucede con la música cajún. Y me gustó mucha esta actitud. Suena tradicional pero se parece más a la música moderna.
En Japón vimos un grupo que hacía una especie de música callejera con tambores tradicionales, rn´r, música europea y de clarinete. Era muy extraño.
Conocimos también a otro grupo que mezclaba música rumana tradicional con la música moderna de Okinawa. ¡ Muy punk! Tocamos juntos y fue muy divertido. Sonaba muy diferente al modo en que lo hacemos habitualmente, y encajaba. Yo creo que se debe a que detrás de todo está el Rn´r. Allí todo el mundo conoce a los Beatles o Chuck Berry, por ejemplo.
Es muy curioso, que allí donde vamos, tenemos una gran facilidad para tocar con otros músicos completamente diferentes. Nos ocurrió cuando llamamos a Marc Ribot y Tom Waits para grabar “ 17 hippies play guitar” (2006). Tienen estilos muy vanguardistas de tocar la guitarra. Les invitamos a venir a Alemania, tocamos juntos y aquello funcionó.

Funcionó porque sois unos chicos muy abiertos.

Creo sinceramente que esto sucede porque lo que nos une a todos los músicos del mundo, no importa la procedencia, es el corazón. Es el mismo corazón latiendo.

¿Qué es la vida entonces? ¿Es viajar, es aprender, amar..?

Y es futuro. Eso es lo que aprendimos en Japón. La vida tiene un gran porvenir.



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