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Manuel Tejuela
Manuel Tejuela

Pravianas, farrucas, montañesas y guajiras...

Manuel Tejuela nace en León hace 62 años. Desde pequeño aprende el cante en su entorno familiar, principalmente a través de su abuelo Félix, dato éste que permite remontarnos, en el flamenco de Manuel, al siglo pasado, y además situarnos en el ámbito de la diáspora gitana, que conlleva la del género flamenco, inicialmente andaluz.
De ahí le nazcan, posiblemente, esas formas de cantes propiamente norteños: montañesas, pravianas y farrucas; raras de encontrar en la discografía flamenca y que hemos creído necesario salvaguardar.

Tras esta etapa de aprendizaje, según los cánones, Manuel se desplaza en los años 50 a Madrid (ciudad con la que se siente muy identificado) y comienza una larga andadura profesional en tablaos, troupes y reuniones.
De esta prolífica etapa quedan varias grabaciones para el sello Acropol en las que destaca con un estilo particular de tangos, que hemos recogido en esta grabación, y en los que se nota un aire próximo a Porrinas de Badajoz con quien Manuel estuvo en numerosas ocasiones.
Eran (y son) tan buenos sus tangos que Camarón los aprendió e incorporó a su repertorio. De ello puede dar fe el bailaor Gabriel Heredia quien nos cuenta (a través de El Falo) que el monstruo de la Isla se pasó mas de dos meses yendo cada tarde a casa de Gabriel, para escuchar en cintas los tangos de Tejuela.

Con el declive de la edad de oro de los tablaos y salas, Manuel se desplazó a Zaragoza (actuó en el histórico Cancela) y pone un punto final a sus actividades profesionales. Sin embargo, la efervescencia flamenca de el barrio de la Magdalena lo recupera, y pronto Manuel comienza a cantar en la sala Arrebato, a reunir en torno suyo a jóvenes y aficionados; y en fin a vicepresidir la peña Unión Flamenca; en la que comienza una nueva faceta en su vida: el magisterio.

Un gran aficionado como Manuel Tejuela debe transmitir a las generaciones mas jóvenes el enorme caudal de conocimientos y vivencias que atesora. Es por todo ello que decidimos hacer esta grabación; como homenaje a una trayectoria cabal; a un hombre que transmite bondad con su mirada y su cante; impregnado de amor y dolor; como documento y testimonio para la gente joven; como archivo de formas flamencas que se están perdiendo: la cachucha, una forma antiquísima de folklore granadino y navideño; y sus palos principales: pravianas, farrucas, montañesas y guajiras; cantes que por diferentes razones arraigan en el Norte flamenco. Junto a estos cantes presentamos sus tangos, sus fandangos por aires de la Calzá y Palanca; una carcelera y una soleá que nos dolió al grabarlas y nos duele al escucharla; tal es el sufrimiento y tristeza que destila, con esa voz a punto de romperse. Pepe Habichuela fue el guitarra elegido por el deseo de el propio Tejuela. Trabajar con él ha sido un placer y una lección permanente.
 
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